Reportajes

Osvaldo Andrade: “A veces tengo desconfianza de la calle, entiendo que hay que escucharla, pero hay que darle conducción a ese proceso”

Por: Claudia Rivas A. | Publicado: Viernes 17 de enero de 2020 a las 04:00 hrs.
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Foto: Rodolfo Jara
Foto: Rodolfo Jara

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Tras dejar el Congreso en marzo de 2018 y abocarse a su profesión de abogado en el ámbito laboral y de políticas públicas, el exministro del Trabajo y expresidente de la Cámara de Diputados, Osvaldo Andrade, no ha dejado de interesarse en la política.Propone la creación de un conglomerado de oposición que asuma un rol de conducción y que congregue al PS-PPD-PR y el Frente Amplio, de tal manera de darle respuesta a las demandas sociales, el "socialismo democrático" y advierte que no hay que hacer política y formarse convicciones desde las redes sociales.

En el frente interno de su partido, Andrade desdramatiza la renuncia del diputado Marcelo Díaz al PS.

-¿Cómo hubiera afectado al PS, en el actual contexto, la izquierdización a la que aspiraba Díaz con el PC y el FA?

-La política de alianzas es un tema que se zanjó democráticamente en el partido, con el concurso de Marcelo Díaz y otros. Y esta teoría de la izquierdización es conceptualmente equivocada.

-¿Cómo así?

-Soy de los que piensa que la izquierda hoy día es el socialismo democrático y, en consecuencia, mi lógica de alianzas tiene que ver con el Frente Amplio, pero también con el PPD y los radicales. Ni con los comunistas ni con los regionalistas. Se requiere un conglomerado político que conduzca y se entienda con la DC, el PC y los demás partidos. Lo que está operando en el mundo entero son las ideas del socialismo democrático y el neoliberalismo debiera ir en retirada. Si tuviéramos una alianza con el PC ¿en qué estaríamos ahora, poniendo en duda el proceso constituyente?

-¿Y qué rol debería jugar el PS en este proceso?

-El PS debiera jugar un rol en proponer un camino.

-¿El PS se ha quedado atrás en eso?

-Las fuerzas políticas en general se han quedado atrás. Todavía estamos discutiendo el método –paridad, independientes, pueblos originarios-, pero nada decimos de cuáles deben ser contenidos de la Constitución que creemos se debe hacer. Al electorado se lo seduce con contenidos que lo interpreten.

-¿Se hace más real para la gente y no solo un concepto?

-Ese es el punto y, además, porque la derecha va a intentar establecer la idea de que el cambio Constitucional no va a afectar en nada a la gente. Ese discurso entra fácil. Por eso estamos cometiendo un error discutiendo sólo el método, en paralelo hay que ir construyendo la propuesta.

-¿Es posible un pacto en que la gente vea a la oposición junta de cara al plebiscito?

-Hoy día la oposición junta es una pretensión artificial, no creo que eso sea posible, porque hay posiciones muy diferentes. El PC tomó la decisión de renegar de la transición y tiene una opinión muy crítica del proceso constitiyente. Entonces, hay que tener propósitos comunes y coordinación.

-¿Cómo se haría?

-Proponiéndole al país un cuerpo de ideas que se haga cargo de la protesta, la insatisfacción, pero que conduzca el proceso, porque si vamos a esperar que la calle nos diga qué hacer... ¿le tenemos que preguntar a las redes sociales? Y a veces tengo desconfianza de la calle, entiendo que hay que escucharla, pero hay que darle conducción a ese proceso. Lo más relevante que ha sucedido en este último tiempo es el acuerdo para el proceso constituyente ¡Y lo hicieron los partidos, fíjese usted! Yo soy de los políticos antiguos que entiende que las demandas sociales hay que conducirlas.

-¿No se corre el riesgo de generar falsas expectativas en la ciudadanía con la nueva Constitución?

-Por eso es que el socialismo democrático tiene que jugar un rol en esto.Los últimos gobiernos han fracasado porque han generado un nivel de expectativas que después se ve frustrado y la gente pasa la cuenta. Hay que situar las cosas en su verdadera dimensión, pero tampoco hay que caer en el error de decir que la Constitución da lo mismo.

-¿Hay que dejar claro que elaborar una nueva Constitución es sólo el inicio de un proceso? Porque nadie explica esas cosas...

-Porque están todos atrapados y son tributarios de las redes sociales. Cuando uno hace política o cimienta su opinión política desde las redes sociales, evidentemente tiene ese sesgo y, con todo respeto, las redes sociales no representan la totalidad de la opinión de la gente. Y hay que entender que este no es sólo un tema de la dirigencia política, sino que hay que incorporar al mundo social, al mundo organizado que tiene sus propias complejidades. Entonces, quién mejor que el socialismo democrático está en condiciones de construir un esquema de conducción política que junte a actores políticos y sociales y les dé una cierta dirección al proceso.

-¿Qué piensa del resultado del plebiscito? En noviembre en la oposición campeaba el optimismo, como que era carrera ganada, pero ahora hay una cierta inquietud...

-Es bueno que la centroizquierda se dé cuenta que esta no es carrera corrida y que hay que hacer un esfuerzo de conducción política del proceso. Porque hay que tener cuidado con la volatilidad de la opinión pública; la radicalidad de la violencia ayuda mucho a los que están en contra del proceso constituyente porque la gente se asusta.

-En ese sentido, ¿la violencia va a jugar un rol en el proceso constituyente?

-La violencia tiene dos componentes nefastos: que le hace el juego a los que no quieren cambios y las víctimas son siempre los más inocentes; y que genera un clima que provoca que los agoreros del orden se empiezan a imponer.

-Pero se ha fallado permanentemente en ponerle freno.

-Yo siento que la sociedad chilena hizo un gran aporte cuando desató el proceso social, pero hoy día no hay quien tenga la capacidad de frenar o de atenuar ese impulso.

-¿Cómo diría que ha reaccionado el gobierno a la crisis?

-En este proceso hay dos actores que están en falta: el mundo empresarial, que como configuración político gremial no ha existido, ha sido poco claro y poco activo; y el gobierno. Si alguien tiene la capacidad de hacer peor las cosas que hace mal es este gobierno.

-¿Comparte la mirada de que este gobierno terminó y ha ido adoptando posturas que no le son propias?

-Este gobierno desapareció, desde el punto de vista de su programa. Y la pesquisa, el diagnóstico, la impronta del gobierno de Bachelet respecto de la desigualdad y el abuso, hoy día adquirió una dimensión de realidad tremenda.

"Marcelo Díaz transformó la discrepancia política en animadversión personal"

-¿La renuncia de Marcelo Díaz al PS es el síntoma de un problema más profundo o es un hecho aislado de menor importancia?
-Está bien que haya pasado, si no se sentía cómodo en el partido se tenía que ir, porque él le había hecho daño al PS en el último tiempo.
-¿Por qué?
-Porque su conflicto personal con Álvaro Elizalde lo había llevado a ser particularmente ácido e injusto con el Partido Socialista. Marcelo se construyó en el PS, él le debe al PS su trayectoria política desde cuando fue jefe de división con Soledad Alvear en la Cancillería, después gobernador, diputado, embajador, ministro y, para decirlo francamente, en todo eso el PS jugó un rol relevante. Él transformó la discrepancia política en animadversión personal y, desde ese punto de vista, hizo daño.

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